"Mucha gente piensa que la filosofía es algo muy abstracto y para especialistas. Yo tengo y vivo la idea de que la filosofía no tiene nada que ver con especialistas, de que no es una especialidad o, si lo es, lo es en el mismo sentido que la pintura, la música, etc." Gilles Deleuze

jueves, 27 de octubre de 2011

La entrevista (1988). Letra B

Dije que la estructura de la entrevista fue el abecedario. Bueno, yo probablemente no lo respete. Un día citaré una respuesta de la letra S y otro día de la A. O no.

B (sí, brinden, de Bebida).

Claire Parnet: La "B" es algo particular: "la bebida". Y es que vos fuiste un bebedor y luego dejaste de hacerlo y me gustaría saber, cuando bebías, qué significaba beber.
Gilles Deleuze: Sí, he bebido mucho, mucho, luego lo dejé. ¿Qué significaba? No resulta difícil. Creo que habría que preguntar a alcohólicos acerca de todo esto. Yo creo que beber en una cuestión de cantidad y ésa es la razón de que no tenga equivalente con la comida, por más glotones que haya. A mí comer siempre me ha dado asco, no es para mí, pero la bebida... Ya sé que uno no bebe cualquier cosa, que cada bebedor tiene su bebida favorita, pero la razón estriba en que, en ese marco, él discierne la cantidad. ¿Qué significa que se trate de una cuestión de cantidad? Se suele hacer mucha burla de los drogadictos o de los alcohólicos poque no dejan de decir: "Yo lo controlo, paro de beber cuando quiero". Yo tengo recuerdos muy nítidos, veía eso perfectamente, y creo que todas las personas que beben lo comprenden: cuando uno bebe, a lo que quiere llegar es al último vaso. Beber es, literalmente, hacer todo lo posible para acceder al último vaso. Eso es lo que interesa.


C.P.: ¿Y siempre es el límite?
G.D.: Es complicado. Digamos que un alcohólico es alguien que no deja de dejar de beber, o sea, que no deja de llegar siempre al último vaso. ¿Qué quiere decir esto? En cierto modo es como aquella fórmula tan hermosa de Péguy: "no es el último nenúfar el que repite al primero, sino el primero el que repite todos los otros y al último". El primer vaso repite al último, el último es el que importa. Entonces, ¿qué significa el último vaso para un alcohólico? Bueno, éste se levanta por la mañana (supongamos que es un alcohólico de mañana, los hay de todos los tipos) y no deja de estar pendiente del momento en que habrá de llegar al último vaso. No son ni el primero, ni el segundo, ni el tercero lo que le interesa, sino que -hay algo de avispado y astuto en un alcohólico- el último vaso quiere decir que hay una evaluación de lo que el bebedor puede soportar sin desplomarse. Varía mucho en función de cada persona, así que él evalúa el último vaso y luego todos los demás. Ésta será su manera de seguir esperando el último, que significa que ese día ya no aguanta más bebida. El último le permitiría empezar de nuevo al día siguiente, porque si llega al último que, por el contrario, excede su poder, si supera el último que queda bajo su poder para llegar al último que excede su poder, se desploma. Llegado ese momento está perdido. Ingresa en el hospital, o bien es preciso que cambie de hábito, es preciso que cambie de agenciamiento. Así que cuando dice "el último vaso" no es el último, es el anteúltimo. Va en busca del anteúltimo.

C.P.: Y entonces: si beber es dejar de beber sin descanso, ¿cómo deja uno de beber por completo? Porque vos dejaste de beber por completo.

G.D.: Es muy peligroso, la cosa va deprisa. Michaux lo ha dicho todo al respecto cuando hablaba de la cresta, del desfiladero tan estrecho, entre el lenguaje y el silencio, o el lenguaje y la animalidad: llega un momento en el que la cosa se vuelve muy peligrosa, porque aquí también hay una cresta. Está muy bien beber o drogarse, uno puede siempre hacer lo que quiera si ello no le impide trabajar, si es un estimulante. Además, en las actitudes de beber, de drogarse, hay todo un aspecto muy sacrificial. ¿Por qué uno ofrece su cuerpo en sacrificio? Sin duda, porque hay algo demasiado fuerte que uno no podría soportar sin el alcohol. El problema no es aguantar el alcohol, sino más bien que uno cree que lo necesita: lo que uno cree ver, lo que uno cree experimentar o pensar y que hace que uno sienta la necesidad, para poder soportarlo, para poder dominarlo, de una ayuda: alcohol, droga, etc. En todo caso, la cuestión estará ligada a lo siguiente: trabajar. Es evidente que cuando todo se da la vuelta y beber impide trabajar, cuando la droga se convierte en una manera de no trabajar, estamos ante el peligro absoluto. Aquello ya no tiene ningún interés y, al mismo tiempo, uno se da cuenta cada vez más de que, mientras que uno consideraba necesarios el alcohol o a la droga, éstos no lo son en absoluto. Es decir, tal vez haya que pasar por ahí para darse cuenta de que todo lo que uno creía que podía hacer gracias a la droga o el alcohol, lo podía hacer sin ellos. Siento mucha admiración por la manera en que Michaux dice: "ahora, se ha convertido en... todo esto..." Y lo deja. Lo mío tiene menos mérito, porque yo dejé de beber por motivos de respiración, de salud, etc. Pero es evidente que hay que dejarlo o prescindir de ello. La única justificación mínima posible es que ayude a trabajar, aunque después haya que pagarlo fisicamente.

C:P.: Pero, por una parte, como Michaux, uno tiene que haberse drogado mucho, haber bebido mucho para poder prescindir de ello en un estado semejante. Y por otra parte, decís: cuando uno bebe, ello no ha de impedirte trabajar, pero ello se debe a que uno ha vislumbrado algo que la bebida ayudab a a soportar. Y ese algo es la vida, y entonces ahí se plantea, evidentemente, la cuestión que tanto te gusta acerca de los escritores.

G.D.: Sí, es la vida. Hay algo demasiado fuerte en la vida, no es en absoluto algo necesariamente aterrador, es algo demasiado fuerte, algo demasiado potente en la vida. Entonces, uno cree de manera algo estúpida que bebiendo puede ponerse al nivel de aquello más potente. Si examinás todo el linaje de los estadounidenses, de los grandes estadounidenses de Fitzgerald a uno de los que más admiro, Thomas Wolfe, verás que se trata de toda una serie de alcohólicos. La bebida es lo que al mismo tiempo les permite percibir y sin duda los ayuda a soportar algo demasiado grande para ellos.

C.P.: Sí, pero ello se debe también a que advirtieron algo de la potencia de la vida que no todo el mundo puede advertir, a que ellos sintieron algo de la potencia de la vida.

G.D.:  Completamente de acuerdo, claro, hicieron su obra, ¿y qué fue el alcohol para ellos? Bueno, se la jugaron pensando, con razón o sin ella, que aquello les ayudaba. En mi caso, tengo la impresión de que ello me ayudaba a hacer conceptos -es curioso-, a hacer conceptos filosóficos. Luego me dí cuenta de que ya no me ayudaba o me ponía en peligro, o de que ya no tenía ganas de trabajar si había bebido. En ese momento hay que renunciar. Es así de sencillo.

2 comentarios:

  1. Como amamos a Deleuze. Estas entrevistas son una locura.

    Que sería de nosotros sin su post´data!, casi un legado para todo el que se digne a pensar, aunque sea de manera chupadita, el bodoque que recibimos de humanidad.

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  2. Nunca me interesó mucho leer cosas personales de filósofos o escritores (supongo que por miedo), pero supuse, antes de leer la entrevista a Deleuze, que no sólo sería encantador sino seguramente nada vergonzosamente personal. ¿Qué será "de manera chupadita"?

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